domingo, 15 de noviembre de 2015

3. PLATÓN - TERCERA PARTE

2.3 Dualismo antropológico: cuerpo y alma, Teoría del alma

Para exponer la teoría moral de Platón, es nece­sario reparar a ciertos aspectos de su teoría del alma, ya que el equilibrio y la justicia del alma será la que sostenga la conducta moral de los seres humanos conduciéndolos a la felicidad.

Piensa Platón que el ser humano tiene dos atri­butos fundamentales: cuerpo y alma. El alma es de carácter divino, eterno e inmortal; el cuerpo es mortal y feo, y constituye una cárcel para el alma.

Platón distinguió tres tipos o dimensiones del alma, y a cada dimensión le correspondería una función: la dimensión racional, la dimensión irascible y la dimensión concupis­cente, Platón muestra la relación existente entre las tres funciones del alma valiéndose de la alegoría del carro alado. De hecho, Platón concibe el alma como la unión de los componentes que se repre­sentan en esa alegoría, es decir, el carro, el auri­ga y los dos caballos (el blanco y el negro).



2.4 La virtud y la ciudad ideal

2.4.1 Tres estamentos sociales

Platón organiza la ciudad según las aptitudes que corresponden a cada estamento social. Se consigue así conjugar los intereses de los ciudadanos, de modo que, una vez coordina­das todas las tareas, se alcance la justicia en la ciudad. He aquí esos tres estamentos sociales:

1.- Los productores

Los ciudadanos que tengan especiales destrezas manuales tendrán especial responsabilidad en la producción de bienes. Pertenecen a este esta­mento campesinos, artesanos y comerciantes. Según Platón, la virtud característica de este grupo es la templanza, puesto que en ellos sobresa­len las bajas pasiones, de modo que controlán­dolas pueden alcanzar la perfección.

2.- Los guardianes

Los soldados deben tener aptitudes tanto física, como morales. Su cometido es la defensa de la ciudad, y su virtud, la fortaleza.

3.- Los filósofos gobernantes

Su virtud es la prudencia. El rey o el gobernante será elegido de entre los mejores ciudadanos.

Si cada clase social cumple con su cometido, el orden y la armonía imperarán en la ciudad, y se impondrá la justicia, Por tanto, ya que no cabe mayor tarea que la del gobierno de la ciudad, es preciso dejarlo en manos de los expertos, pues­to que sólo puede gobernar justamente aquél que conoce la justicia y el bien.

El sistema propuesto por Platón no coincide exactamente con un sistema democrático, pues­to que en él sólo los mejores y los más sabios alcanzarían el poder. A menudo, el discípulo de Sócrates llama aristocracia del espíritu a su sis­tema político. En cualquier caso, no parece que Platón tuviera muy buena opinión acerca de la democracia.
Platón cita también las condiciones que harían posible la justicia:

- Primero, deben desaparecer la riqueza y la pobreza, ya que suponen grandes inconve­nientes para que los hombres y las mujeres cumplan con sus tareas. Los dos estamentos sociales de más alto rango, el de los soldados y el de los gobernantes, no necesitan rique­zas, salvo las estrictamente necesarias para poder vivir. Sin embargo, a los trabajadores manuales no se les debería negar el derecho de tener posesiones.

- La segunda condición de la justicia es, por tan­to, que los miembros de las clases superiores rechacen tener una vida familiar. Ya que tanto hombres como mujeres pueden participar en política, la familia constituiría un obstáculo a la hora de formar gobierno. El Estado, ade­más, regula el matrimonio entre hombres y mujeres, y se hace cargo de la educación de los hijos.

2.4.2 Formas de organización del Estado

Platón piensa que la tarea fundamental del Estado consiste en proporcionar una vida feliz y justa a sus ciudadanos. Así pues, las obligaciones del Estado y del individuo son muy distintas. Si los ciudadanos se comportan injustamente, la justicia se tornaría impracticable. Del mismo modo, si la actuación del Estado fuera perversa, los ciudadanos no podrían comportarse correctamente.

No obstante, muy por encima de los ciudadanos y del Estado, es preciso seguir la ley moral que habita en nuestro seno, puesto que los comportamientos justos son similares en ambos casos. Siguiendo este mismo criterio, Platón adujo que la forma perfecta era la aristocracia, ya que en ella gobiernan los mejores y más sabios

2.4.3 Felicidad y el bien supremo

La ética es una reflexión sobre la conducta humana que se dirige hacia la resolución de problemas tanto individuales (por ejemplo, cómo puedo alcanzar la felicidad, o cómo debo vivir para estar por encima de mi constitutiva animalidad) como sociales (cómo lograr la convivencia común pacífica y tolerante). La ética platónica, que recoge detalles del pensamiento socrático y que será posteriormente ampliada, corregida y conceptualizada por Aristóteles, es eudemonista, dado que se orienta al logro del bien supremo del hombre, esto es, a su felicidad. El bien supremo consiste en el desarrollo de la personalidad, de su alma, de forma que adquiera el estado en que debe hallarse y, por ello, sea feliz.

Al inicio del diálogo platónico Filebo, sus dos disertantes se acomodan en dos posturas antagónicas: Protarco sostiene que la esencia del bien es el placer, mientras que Sócrates cree que es la sabiduría. Pronto, sin embargo, ambos admitirán que una vida cifrada en uno sólo de esos estados, y que los potencie a la máxima expresión, no sería propiamente una vida humana; una existencia de la que no tome parte la experiencia, la memoria, el conocimiento, sería tan vacía como otra que rechazase los placeres corporales. Una vida buena para el hombre, concluyen, deberá contener tanto placeres intelectuales como aquellos que suponen satisfacer un deseo corporal, siempre que sea con mesura.

De los primeros se supone imprescindible la concurrencia de la ciencia exacta de los objetos intemporales, es decir, la geometría. La geometría describe los conocimientos más verdaderos posibles acerca de la realidad más notable. Pero como en el mundo de nuestra experiencia no hallamos más que una grosera aproximación a esos objetos intemporales, será necesario atender a un conocimiento de segundo tipo que la describa, admitiendo, siempre, que se trata de un saber inferior; un conocimiento de esta guisa sería, por ejemplo, el proporcionado por la música o la poesía. De los placeres corporales, por su parte, se aceptan únicamente aquellos que reporten salud y bondad a quien los experimenta, y se desprecian los que generan maldad o locura. Se busca, así, una afinidad entre el conocimiento, entre la sabiduría, y lo que la satisfacción del deseo puede proporcionar, tratando de encontrar una mezcla ecuánime y certera.

La felicidad sólo se alcanza, pues, encontrando la medida o proporción entre una vida sabia y una vida gozosa. Y para ello es esencial la práctica de la virtud. La ética platónica abarca cuatro virtudes fundamentales que se derivan del análisis de lasdimensiones anímicas que presenta el ser humano (la racional, la irascible y la concupiscible). Así, al alma concupiscible le corresponde una moderación, una templanza inteligente, ya que todo aquel que se muestre templado en la búsqueda de la virtud obrará de forma buena y beneficiosa, de modo que la templanza y la sabiduría no son completamente dispares. En segundo lugar, al alma irascible le atañe una capacidad de sacrificio, una fortaleza de ánimo ante las adversidades, el coraje propio de los que van a la batalla, que no se apartan de la primera fila pese a estar expuestos al peligro.

3. PLATÓN - SEGUNDA PARTE

2. EL PENSAMIENTO DE PLATÓN

2.1. Teoría de las ideas: dualismo ontológico.

Según Platón, el mundo físico-natural que percibimos se guía por el movimiento y se encuentra en incesante cambio; por tanto, es imposible conocerlo científicamente.

Platón responde que las flores o los caballos del mundo sensible han sido creados a partir de correspondientes modelos inmateriales. Así. animales y, en general, los seres vivos son desde luego mortales; no obstante, la forma o modelo inmaterial que corresponde a cada uno de ellos, la idea a partir de la que se crean todas las cosas no muere jamás, puesto que es eterna e inmutable.

Por tanto, existe un aspecto del ser que permanece siempre igual, que no cambia. Pues bien, lo que permanece es aquéllo que engloba el concepto que estamos definiendo, es decir, la forma o idea que se refiere al conjunto de las cosas que comparten nombre. Ahora bien, la palabra idea puede desviarnos del camino, si no lo comprendemos adecuadamente.

Puede haber muchos seres bellos, pero la belleza que es modelo para todas las cosas bellas, es única, igual que la obligación, la amistad, la belleza la prudencia y el amor son permanentes y universales. Para decidir qué es justo, conviene no acudir a las técnicas persuasivas (a la retórica), sino a la verdadera realidad (la idea). La relevancia de la teoría de las ideas consiste, pues, en todo lo dicho.

2.1.1. El mundo de las ideas

Según la teoría de las ideas de Platón, las ideas universales pertenecen a un dominio ajeno al mundo material. Además, parece que la distancia entre el mundo material y el mundo de las ideas llega a ser incluso espacial. Las ideas permanecen eternamente en su dominio, mientras que los seres del mundo físico cambian y se transforman continuamente. Todas las cosas del mundo sensible adoptan su ser a partir del universal que les corresponde en el mundo de las ideas, es decir, todas las cosas del mundo sensible participan del mundo de las ideas, de modo que todo lo que pertenece al mundo inferior es en realidad la copia de su forma o idea. El mundo sensible es múltiple, puesto que las flores, los caballo o los dedos que participan de la idea que les da forma lo son también; sin embargo, cada uno de ellos adopta una determinada forma y no agota en absoluto la idea.
Aunque nadie llegara nunca a percibirlas o a conocerlas, las ideas permanecerían eternamente.

Como dice Platón en el Timeo, al crear el mundo, el Demiurgo contaba, por un lado, con la materia, y por otro, con el conjunto de ideas que daría forma a la materia. Por tanto, Platón expone una vez más que las ideas se hallan necesariamente más allá de este mundo.

2.1.2. Necesidad de que existan otras ideas

Más allá de cualquier idea o forma, Platón quiso estudiar las ideas universales en el campo de la moral (Justicia, Bien) y la estética (Belleza). Más tarde, Platón consideró que, además de las ideas de Bien y de Belleza, también había que definir otros seres que, a pesar de ser ordinarios o feos, podían ser expresados por una definición. Así pues, habría igualmente que definir objetos como caballo, casa o roca. Como de hecho hay varios tipos de ideas universales, y algunos se refieren a cosa feas y otros a cosas hermosas, Platón expresó que debía haber una especie de niveles de las esencias: es decir, un conjunto de ideas que conforman una jerarquía. La idea principal es la del bien, que alcanza el punto más perfecto en esa jerarquía, pues alumbra el mundo inteligible, lo hace comprensible, del mismo modo que el Sol alumbra el mundo sensible haciéndolo visible a nuestros ojos (el mito de la caverna). Bajo la idea de bien, encontramos las ideas matemáticas y las científicas en general, y finalmente, las ideas de nivel inferior que son los modelos para las cosas más toscas.

CARACTERÍSTICAS DE LAS IDEAS:

-  Las ideas son objetos de la razón.

- Las ideas son las referencias esenciales para el conocimiento de las cosas que percibimos a través de los sentidos. 

-  Las ideas son las causas de los objetos naturales.


2.2. Teoría del conocimiento: dualismo epistemológico

2.2.1. Ciencia y opinión

-  Los sentidos no proporcionan el verdadero conocimiento de las cosas.

-  Por tanto, el verdadero conocimiento no puede ser la percepción, ya que éste se dirige exclusivamente a las apariencias.

-  Por otro lado, la percepción no puede apercibirse del conjunto de los contenidos del cono-cimiento, ya que a través de nuestra capacidad argumentativa y nuestro razonamiento se nos ocurren múltiples ideas.

-  Alcanzamos el verdadero conocimiento a través de la razón.

Como sabemos, en ese camino hacia el conocimiento, debemos pasar inevitablemente por los siguientes tres estados:

- Nivel de la ignorancia, El estado del prepotente que se cree acreedor de la auténtica sabiduría es pura ignorancia.

-  Nivel de los sentidos. El estado de sabiduría basado en la información proporcionada por los sentidos es el nivel intermedio en el conocimiento, puesto que no consiste más que en verter opiniones sobre la realidad.

- Nivel de la razón, El estado al que se llega tras una paciente investigación de la razón sobre la realidad es el nivel superior de conocimiento; es el único que merece en rigor el nombre "cono-cimiento”, pues da como resultado la ciencia.

Así pues, según la doctrina platónica existirían varios grados de conocimiento; salvo en el primer estadio --en que ningún objeto se conoce realmente-, contaríamos con los objetos de los sentidos, por un lado, y con los de la razón, por otro.

Cuando a la ignorancia se le añaden, por un lado, la presunción de sabiduría, y por otro, la sed de poder, la desgracia está asegurada. Por tanto, como hemos señalado antes, la ignorancia consistiría fundamentalmente en la falsa presunción de sabiduría.

En todo caso, según Platón es imposible actuar mal voluntariamente, es decir, es imposible ser consciente de que se está actuando mal. El conocimiento no puede enseñarse, ya que es consecuencia de una actitud individual. La teoría del conocimiento de Platón está estrechamente vinculada a la noción de  areté (virtud). La palabra areté designa el desarrollo pleno de cada ser. Cuando alguien se entrega enteramente a sus obligaciones esenciales la areté de esa persona se realiza plenamente (valentía, prudencia, generosidad, etcétera).

De todas formas, resulta obvio que el aprendizaje de distintas conductas es inconmensurable. La pericia del campesino para cultivar la tierra, o la del timonel para dirigir un barco, nada tienen que ver con el aprendizaje humano, ni pueden siquiera compararse a la enseñanza de la virtud. Las habilidades mencionadas son ciertamente extraordinarias, y cabe aprenderlas, pero no así la enseñanza de la virtud, que es irrealizable. Tomemos como ejemplo a los hombres y mujeres ricos: aunque alcancen el éxito en los negocios o en la vida política, difícilmente consiguen enseñar su pericia, ni siquiera a sus propios hijos.

2.2.2. La idea del Bien y la dialéctica

Para alcanzar la sabiduría, es preciso ascender de un grado de conocimiento a otro, y la impulsora fundamental de esa transición es la educación. El proceso de aprendizaje que supone ese ascenso (difícil ascenso) es la dialéctica, si bien estrictamente, sólo corresponde al último grado de conocimiento. Por medio de preguntas y respuestas, a saber, por medio del diálogo, se alcanzan los principios de la ciencia, para lo cual hay que desechar primero las falsas hipótesis  (opiniones), hasta llegar a conocer los conceptos inmutables (la ciencia). Quienes han de dar el último paso son los filósofos, que son los verdaderos dialécticos, aquéllos que habiendo alcanzado la ciencia consiguen conocer el último grado de conocimiento: el Bien. Cuando se da fin a este período de formación, el filósofo está preparado para gobernar la ciudad.

El primer objeto de investigación del pasaje que vamos a estudiar pertenece al libro VII de La República, en el que, como en otras tantas ocasiones, Platón se sirve de una alegoría; en este caso, el mito de la caverna.

Platón intenta enseñarnos que la situación de nuestro intelecto es parecido al de los hombres \ mujeres encadenados en la caverna. Como ya hemos dicho, el único modo de conocer la realidad más allá de lo que dictan los sentidos es la educación, pues sólo ella consigue que las personas pasen del estado inferior en que sólo ven reflejos, al estado superior en que ven el mundo exterior. La educación también permite el acceso al grado superior del ser, esto es, el bien -el sol, en el mito de la caverna.

Resulta evidente que en el proceso de formación en que los seres humanos alcanzan el conocimiento del bien, los tipos de ciencia que investigan tanto ideas. como conceptos resultan de máxima importancia. Así, la aritmética -en tanto que conocimiento del cálculo-, corrige las falsas percepciones de los sentidos; o la geometría, que es la ciencia de las formas inmutables; o, finalmente, la astronomía, que investiga los movimientos celestes que son perfectos.

2.2.3. El amor, impulsor del conocimiento

El intelecto no basta para alcanzar el conocimiento. Es sin duda condición necesaria, pero no suficiente; hace falta algo más, Hay que conseguir vincular el intelecto con su objeto de conocimiento, y eso sólo se consigue a través del amor. Para comprender qué es el amor, recordemos el ejemplo de Sócrates: para llegar a saber algo es necesario partir de nuestra ignorancia y alejarse de la falsa presunción de sabiduría; por tanto, debemos admitir que tenemos carencias, para que el amor consiga tener un incentivo. ¿Qué otra cosa podría desear el amor sino aquello que anhela? En efecto, el amor anhela la belleza y la sabiduría.

Para alcanzar a conocer la belleza deseable, el ser humano debe ir superado una serie de estadios que le conducirán hacia ella. Primero, se sentirá atraído por la belleza de un cuerpo, una estatua, por ejemplo. A continuación, se percatará de que la belleza de todos los cuerpos es igual, y concluirá que por encima de la belleza corporal se halla la belleza del alma. Más adelante, se encaminará en busca de la belleza contenida en las instituciones y las leyes; después, en la de la ciencia; y finalmente, accederá a investigar la esencia de la belleza, esto es, la belleza en sí. Así, captará que la noción absoluta, eterna y permanente de belleza, de carácter supremo, es superior a la muerte, y la fuente de todas las cosas bellas.


2.2.4. "Conocer es recordar"

Los sofistas sostenían que el conocimiento es imposible, porque aunque halláramos el objeto deseado, no podríamos identificarlo. Por ejem­plo, si dos compañeros de clase se cruzaran en la calle antes de haberse conocido, sería imposible que el uno reconociera al otro, puesto que no hay conocimiento previo a su encuentro.

Para superar ese escepticismo, Platón expresa que el conocimiento consiste en el recuerdo de lo que el alma sabe desde siempre. Así pues, enseñar no sería propiamente proporcionar visión a los ojos, sino hacerlos mirar en la dirección oportuna. De hecho, conocer no es aprender algo nuevo, sino recordar aquello que el alma ya sabía. Expresado alegóricamente, el alma, antes de unirse al cuerpo, conoció en otro tiempo las esencias de sus obje­tos de conocimiento, pero los olvidó como conse­cuencia de una condena; y como el mundo de los sentidos se constituye de copias de esas esencias, cuando el alma las contempla, las recuerda, si bien aproximadamente, en su forma original.

Así pues, aunque en el mundo no haya verdade­ra justicia, ni verdadero círculo, ni verdaderas figuras geométricas, nuestra alma ha de contener necesariamente sus formas, de manera que en alguna ocasión pueda alcanzar a conocerlas.

Para recordar aquéllo que ya sabe, el ama debe ser eterna; de no ser así, no podríamos superar el problema planteado por los sofistas, Pues bien, como veremos en el siguiente apartado, el alma inmortal (idea de procedencia pitagórica) es la garantía del conocimiento. 

3. PLATÓN - PRIMERA PARTE

3.1. DATOS BIOGRÁFICOS Y CONTEXTO HISTÓRICO

3.1.1. Vida y viajes de Platón

Platón nació el año 427 a.C. en Atenas. El joven Platón, que había sido educado siguiendo los patrones habituales de las familias griegas de cierto rango según la norma que había impuesto el gobierno de Pericles, estudió artes y letras. En su juventud escribió dramas y poemas, aunque acabó quemándolos todos, pues una vez que conoció a Sócrates aprendió del que sería su maestro el camino de la verdadera sabiduría. Como era habitual en la aristocracia, Platón recibió una formación militar básica, y durante la guerra del Peloponeso llegó a luchar en la caballería del ejército griego.

Después del juicio y de la condena contra Sócra­tes, sus amigos corrían ciertos riesgos. Así las cosas, Platón abandonó Atenas y se fue a Mega­ra, para estudiar matemáticas con Euclides. Des­pués, se marchó a Egipto, para conocer de pri­mera mano los conocimientos sobre geometría que allí se habían desarrollado. Finalmente, cuando contaba 40 años, llegó a Sicilia, para imbuirse allí de las enseñanzas de los pitagóri­cos. La relación con los miembros de la escuela pitagórica fomentó la pasión por los números que sería tan notable en la vejez de Platón.

En la época en que vivió en Siracusa, Platón se hizo amigo de Dión. Cuando Dión volvió a Siracusa el año 361 a.C. y se hizo con el poder, llamó a Platón por tercera vez, para que le ayudara a redactar una constitución para todos los griegos, pero el año 353 a.C. mataron a Dión. Derrotado una vez más en sus proyectos políticos, Platón, derrumbado y abatido, volvió a casa, y desde entonces nunca volvió a abandonar Atenas.

3.1.2. Obras

1. Diálogos socráticos.

Son las obras escritas bajo la influencia de Sócrates, entre los años 388 y 387 a.C., justo antes de su primer viaje a Sicilia. La mayoría de los diálogos no llegan a resultados determinados, y se desarrollan siguiendo la famosa frase socrática «sólo sé que no sé nada».

Obras: Apología de Sócrates, Critón, Protágoras, Cármides, libro 1 de La República. 

2. Obras de transición. 

Platón va liberándose de las ataduras intelectuales de su maestro Sócrates, y comienza a desarrollar sus propias doctrinas.

Obras: Gorgias, Menón, Cratilo. 

3. Obras de madurez.

Esta parte de su obra fue escrita probablemente entre sus dos viajes a Sicilia. En estos diálogos encontramos ya las doctrinas platónicas más significativas.

Obras: Banquete, Fedón, La República, Fedro. 

4. Obras de vejez.

Algunos diálogos fueron escritos entre el segundo y el tercer viaje a Sicilia, y el resto, después de su tercer viaje. Como ya empieza a poder percibirse, el pensamiento platónico va haciéndose cada vez más complejo, alcanzando un gran nivel de abstracción.

Obras: Teéteto, Parménides, Político, Timeo, Critias.

2. SOFISTAS Y SÓCRATES

2.1. SOFISTAS

En la época de Pericles (siglo V a.C) , tras la victoria de Atenas sobre los persas en las guerras médicas (480 a.C.), la ciudad se convierte en el centro del pensamiento, la política y la economía de la época. Es la Grecia clásica. La aportación más grande de Atenas a la posteridad fue la democracia, que recono­cía a los ciudadanos el derecho a expresarse libremente en las asambleas políticas.

La democracia supone:

1.- Igualdad política, igualdad social y gobierno del pueblo (ciudadanos libres, no están incluidos ni esclavos ni mujeres).

2.- Libertad personal sólo limitada por la obediencia a la ley.

3.- La ley es el único soberano, y su valor es discutido y examinado a fondo; los sofistas contraponen los conceptos "ley" (convencional, arbitraria y provisional) y "naturaleza" (permanente, común y universal).

En ese escenario, los sofistas adquirieron relevancia. Los sofistas no eran atenienses, sino extranjeros, por lo que se les prohibía participar en la vida política de la ciudad. Eran personas de gran cultura y prestigio, y para ganarse la vida, cobraban ciertas tasas a los jóvenes ricos a los que enseña­ban retórica y técnicas de discusión.

Según los sofistas, la Naturaleza o Physis es ajena a la voluntad humana; es decir, siempre acaba sucediendo lo que debe suce­der, y el ser humano no puede in­terferir en ese proceso, de modo que tampoco cabe investigación alguna acerca de la naturaleza.

Por otro lado, Parménides y Demócrito rechaza­ron los sentidos por ser insuficientes para el conocimiento de la realidad: los sentidos no per­miten el verdadero conocimiento de la realidad (Parménides), o bien la realidad está compuesta por partes invisibles, es decir, por átomos (De­mócrito). Los sofistas, sin embargo, manifestaron la validez de los sentidos.

Según los sofistas, sólo aquéllos que alcance cierta pericia en el arte de convencer a quien intervengan en una discusión obtendrán el éxito -y la virtud-, Platón criticó con dureza la concepción sofística de la verdad, pues pensaba que aquélla daba fin al anhelo de sabiduría inherente a los seres humanos y que se antepondrían los intereses privados a la verdad y la justicia.

No formaron escuela, ni tenían una doctrina común. Pero coincidían en los siguientes puntos:

1. Atención a los problemas prácticos: política, moral, religión, educación, lenguaje, etc.

2. Actitud relativista e incluso escéptica.

3. No son pensadores sistemáticos, ni buscaban un sistema de pensamiento deducido de principios universales.

4. Tuvieron un enorme influjo en la vida de Atenas.

2.2. SÓCRATES

Sócrates nació en Atenas, hijo del escultor Sofronisco y de la comadrona Fenarete.

Platón describe a Sócrates como un soldado ejemplar, valiente, insensible a la fatiga, al frío, al calor, al hambre y al sueño, que no duda en arriesgar su vida para salvar la de sus compañeros. 

Sócrates tenía un daimon, o dios interior, que le dictaba en todo momento lo que hacer y le ayudaba a buscar la verdad. Es curioso que el filósofo fundador del racionalismo prestara la máxima atención a sus alucinaciones auditivas.
Dedicó toda su actividad a examinarse a sí mismo y a los demás respecto al bien, la justicia y la virtud en tanto en el alma como en el Estado. Pensaba que la vida sin este tipo de reflexiones no merecía ser vivida.

El método de la filosofía socrática es la ironía. Solía decir "sólo sé que no sé nada". Preguntado el Oráculo de Delfos sobre cuál era el hombre más sabio de Atenas, este respondió que Sócrates. Esta ironía, que en el fondo es prepotencia, le sirve de excusa para interrogar a quien le dé la gana y hacerle las preguntas más incómodas sobre los temas más comprometidos: la virtud, el bien, el buen gobierno, la justicia, la belleza.

Si leemos el Cármides de Platón podremos hacernos una idea de cómo era el filosofar cotidiano de Sócrates. Recorría los gimnasios de la ciudad buscando a los jóvenes más bellos e inteligentes para dialogar con ellos. Una vez que los encontraba preguntaba al joven hasta que lo obligaba a reconocer que no sabía nada de aquellos temas que creía tener claros gracias a las enseñanzas de sus padres y de los sofistas encargados de su formación. Una vez que reconocía su ignorancia Sócrates le incitaba a buscar respuestas por sí mismo. A este arte de ayudar a los demás a "parir" sus propias ideas se le llama mayéutica.

Fue condenado a muerte acusado por los demócratas que derrocaron a los Treinta Tiranos. La acusación fue de corromper a la juventud y de impiedad, que significa ignorar a los dioses de la ciudad e introducir a otros. Pero los verdaderos motivos fueron:

a) Su escasa simpatía hacia la democracia, es decir, hacia la idea de que en democracia la mayoría, y no los más sabios, siempre tiene la razón. 

b) Había sido el maestro de Critias, tío de Platón que formó parte del gobierno de los Treinta Tiranos que acabó con la democracia en Atenas, y de Alcibíades, personaje de muy mala reputación entre los atenienses. 

c) Su estilo de filosofar, que sólo pregunta y no encuentra verdad alguna, que actúa como un disolvente, como un veneno sobre las opiniones del sentido común, La filosofía de Sócrates cuestionaba el modo clásico de entender el mundo y ponía de manifiesto la profunda crisis que atravesaba la sociedad ateniense.

Según Aristóteles, Sócrates hizo dos grandes aportaciones: el razonamiento inductivo y las definiciones universales. Además, no debe olvidar se que Sócrates aplicó sus enseñanzas a su propia vida, de modo que siempre mantuvo una postura ejemplar. Todo ello es perfectamente perceptible en el pensamiento de Platón.

Sócrates se enfrentó a esa suerte de relativismo, que afectaba tanto a la justicia como a la belleza, y subrayó la importancia de dar definiciones rigurosas; así, más allá de los ejemplos concretos y circunstanciales, Sócrates quiso encontrar el sen­tido exacto de las palabras, y defendió la necesi­dad de acotar el sentido y el significado del len­guaje.

Nadie actúa mal por su propia voluntad, pues nadie hace el mal voluntariamente, sino por el hecho de desco­nocer el modo de actuar adecuado, o por des­conocer las circunstancias que rodean a una situación concreta (intelectualismo ético).

El método socrático que se basa en esa reflexión dialógica constaría de estos dos procedimientos:

- IRONÍA: Adoptando la posición de quien no sabe nada, Sócrates emprende la crítica de los supuestos conocimientos de sus interlocutore­s, hasta llegar al punto en que las dudas y la ignorancia quedan al descubierto. Sócrates se muestra ignorante, limitándose a demostrar las contradicciones internas de las ideas de sus oponentes. Así, Sócrates pretendió rechazar las respuestas inadecuadas, para conseguir encontrar las correctas.

- DIALECTICA: EI filósofo debe ayudarnos a parir los conocimientos de que disponemos, En realidad, al alcanzar el conocimiento no inventamos nada nuevo (a pesar de los sofistas), sino que simple­mente extraemos los contenidos que ya tenemos en nuestro interior. Según Sócrates, la mayéutica actúa con las ideas del mismo modo en que su madre (que era matrona) lo hacía con los niños: ayudando a parir, Al final del proceso, el objetivo de Sócrates consiste en encontrarse con lo que habría que decidir respecto del objeto de estudio.

Con su método, Sócrates pretendía ir construyendo definiciones, cuya formulación debía encerrar la esencia inmutable o cualidades permanentes de lo estudiado o investigado. Buscaba las definiciones de la virtud, de la justicia, de la belleza, de la poesía. Se oponía así al convencionalismo y relativismo de los sofistas, inaugurando la búsqueda de esencias en Filosofía.

La estrategia de Sócrates para, mediante la mayéutica, llegar hasta la definición verdadera, era inductiva: del análisis y examen de casos particulares se llegaba a una generalización que nos diese la definición buscada. Sin embargo, su búsqueda en el ámbito de la moral no tuvo, aparentemente, mucho éxito.

1. PRESOCRÁTICOS - SEGUNDA PARTE

1.3. PHYSIS Y ARJÉ

El principio o principios últimos constituye la naturaleza de las cosas. Y esto es así pues: 

Es aquello a partir de lo que se generan los seres del universo. El principio como origen. Es aquello en que consisten los seres del universo (aquello de lo que están formados). El principio como substrato último. Es aquello que es capaz de explicar las distintas transformaciones del universo. El principio como causa.

1.4. FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS Y SUS ARJÉS

1.4.1. Escuela de Mileto

- Tales de Mileto: Fundador de la Escuela de Mileto. Fue uno de los siete sabios griegos. Su arjé es el AGUA o lo húmedo.

- Anaximandro de Mileto: Su arjé es el ÁPEIRON, lo indeterminado. El universo surgió de él al separarse los contrarios.

- Anaxímenes de Mileto: Su arjé es el AIRE. Lo divide en la rarefacción (el fuego), y en la condensación (viento, nube, agua, tierra, piedra).

1.4.2. Escuela Pitagórica

- Pitágoras de Samos: Su arjé es el NÚMERO, en concreto la tetractís, los cuatro número que suman 10: 1+2+3+4. Todos los números nacen del 1.

1.4.3. Escuela de Éfeso

- Heráclito de Éfeso: Su arjé es el FUEGO. El mundo nace de él y muere con él, en un eterno retorno. Debido a la lucha de los contrarios se produce el cambio.

1.4.4. Escuela de Elea

- Jenófanes de Colofón: Su arjé es el BARRO (tierra y agua), como puede observarse en las impresiones de peces en algas y rocas. Dios es solo uno y no se parece a los mortales.

- Parménides de Elea: La verdad consiste en saber que solo existe el SER. No hay no-ser o vacío, ni tampoco cambio. El ser es único, eterno e inmóvil, es pensar.

- Zenón de Elea: Fue el iniciador de la DIALÉCTICA.

1. PRESOCRÁTICOS - PRIMERA PARTE

1.1. CONTEXTO HISTÓRICO

La filosofía occidental surgió en la antigua Grecia (siglo VII a. C.) en la colonia de Mileto.



1.2. PASO DEL MITO AL LOGOS

Anteriormente, las explicaciones del origen del mundo se hacían gracias a mitos. La religión griega tenía unas características muy particulares: no tiene sacerdotes que garanticen una ortodoxia doctrinal, no hay libros sagrados y el pensamiento estaba libre de dogmas. Únicamente existían los poemas de Homero y Hesíodo, donde se reflejaban las creencias y la interpretación antropomórfica de sus dioses.

¿Qué es un mito?: Es un conjunto de narraciones y doctrinas tradicionales de los poetas acerca del mundo, los hombres y los dioses.

Hacia el año 700 a C., los griegos empezaron a abandonar la visión mítica del mundo y empezaron a buscar explicaciones racionales de los fenómenos del mundo. La filosofía surge cuando el logos sustituye al mito en la tarea de explicar la realidad.

¿Cómo ocurrió este paso? Hubo tres grandes influencias que ayudaron a dar el paso del mito al logos. Esas influencias son las siguientes:

1. Influencia religiosa: La religión griega no era muy ortodoxa. Los poemas de Homero y Hesíodo hablaban de dioses no humanos para explicar el origen del mundo, como el Océano o el Caos.

2. Influencia Científica: Los saberes y tecnologías importadas de China, India, Egipto y Mesopotamia contribuyeron al surgimiento de la inquietud científica y filosófica en Grecia.

3. Influencia Socio-económica: El comercio permitía el conocimiento de otros pueblos, además los aristócratas griegos tenían tiempo libre para dedicarse a filosofar. Asimismo, la aparición de la moneda propició el razonamiento por abstracción.

CARACTERÍSTICAS DEL LOGOS:

No realizar ninguna alusión a fuerzas sobrenaturales o dioses. Nada existe que no sea naturaleza (physis).

- Se buscan las causas de los fenómenos en la propia naturaleza.

- Destierran el concepto de arbitrariedad sustituyéndolo por el de necesidad.

- La cuestión fundamental será explicar cómo partiendo del caos se ha podido establecer el orden (cosmos).

- Las nociones de orden y de ley del pensamiento político y moral han sido trasladadas a las nuevas cosmologías.