domingo, 15 de noviembre de 2015

2. SOFISTAS Y SÓCRATES

2.1. SOFISTAS

En la época de Pericles (siglo V a.C) , tras la victoria de Atenas sobre los persas en las guerras médicas (480 a.C.), la ciudad se convierte en el centro del pensamiento, la política y la economía de la época. Es la Grecia clásica. La aportación más grande de Atenas a la posteridad fue la democracia, que recono­cía a los ciudadanos el derecho a expresarse libremente en las asambleas políticas.

La democracia supone:

1.- Igualdad política, igualdad social y gobierno del pueblo (ciudadanos libres, no están incluidos ni esclavos ni mujeres).

2.- Libertad personal sólo limitada por la obediencia a la ley.

3.- La ley es el único soberano, y su valor es discutido y examinado a fondo; los sofistas contraponen los conceptos "ley" (convencional, arbitraria y provisional) y "naturaleza" (permanente, común y universal).

En ese escenario, los sofistas adquirieron relevancia. Los sofistas no eran atenienses, sino extranjeros, por lo que se les prohibía participar en la vida política de la ciudad. Eran personas de gran cultura y prestigio, y para ganarse la vida, cobraban ciertas tasas a los jóvenes ricos a los que enseña­ban retórica y técnicas de discusión.

Según los sofistas, la Naturaleza o Physis es ajena a la voluntad humana; es decir, siempre acaba sucediendo lo que debe suce­der, y el ser humano no puede in­terferir en ese proceso, de modo que tampoco cabe investigación alguna acerca de la naturaleza.

Por otro lado, Parménides y Demócrito rechaza­ron los sentidos por ser insuficientes para el conocimiento de la realidad: los sentidos no per­miten el verdadero conocimiento de la realidad (Parménides), o bien la realidad está compuesta por partes invisibles, es decir, por átomos (De­mócrito). Los sofistas, sin embargo, manifestaron la validez de los sentidos.

Según los sofistas, sólo aquéllos que alcance cierta pericia en el arte de convencer a quien intervengan en una discusión obtendrán el éxito -y la virtud-, Platón criticó con dureza la concepción sofística de la verdad, pues pensaba que aquélla daba fin al anhelo de sabiduría inherente a los seres humanos y que se antepondrían los intereses privados a la verdad y la justicia.

No formaron escuela, ni tenían una doctrina común. Pero coincidían en los siguientes puntos:

1. Atención a los problemas prácticos: política, moral, religión, educación, lenguaje, etc.

2. Actitud relativista e incluso escéptica.

3. No son pensadores sistemáticos, ni buscaban un sistema de pensamiento deducido de principios universales.

4. Tuvieron un enorme influjo en la vida de Atenas.

2.2. SÓCRATES

Sócrates nació en Atenas, hijo del escultor Sofronisco y de la comadrona Fenarete.

Platón describe a Sócrates como un soldado ejemplar, valiente, insensible a la fatiga, al frío, al calor, al hambre y al sueño, que no duda en arriesgar su vida para salvar la de sus compañeros. 

Sócrates tenía un daimon, o dios interior, que le dictaba en todo momento lo que hacer y le ayudaba a buscar la verdad. Es curioso que el filósofo fundador del racionalismo prestara la máxima atención a sus alucinaciones auditivas.
Dedicó toda su actividad a examinarse a sí mismo y a los demás respecto al bien, la justicia y la virtud en tanto en el alma como en el Estado. Pensaba que la vida sin este tipo de reflexiones no merecía ser vivida.

El método de la filosofía socrática es la ironía. Solía decir "sólo sé que no sé nada". Preguntado el Oráculo de Delfos sobre cuál era el hombre más sabio de Atenas, este respondió que Sócrates. Esta ironía, que en el fondo es prepotencia, le sirve de excusa para interrogar a quien le dé la gana y hacerle las preguntas más incómodas sobre los temas más comprometidos: la virtud, el bien, el buen gobierno, la justicia, la belleza.

Si leemos el Cármides de Platón podremos hacernos una idea de cómo era el filosofar cotidiano de Sócrates. Recorría los gimnasios de la ciudad buscando a los jóvenes más bellos e inteligentes para dialogar con ellos. Una vez que los encontraba preguntaba al joven hasta que lo obligaba a reconocer que no sabía nada de aquellos temas que creía tener claros gracias a las enseñanzas de sus padres y de los sofistas encargados de su formación. Una vez que reconocía su ignorancia Sócrates le incitaba a buscar respuestas por sí mismo. A este arte de ayudar a los demás a "parir" sus propias ideas se le llama mayéutica.

Fue condenado a muerte acusado por los demócratas que derrocaron a los Treinta Tiranos. La acusación fue de corromper a la juventud y de impiedad, que significa ignorar a los dioses de la ciudad e introducir a otros. Pero los verdaderos motivos fueron:

a) Su escasa simpatía hacia la democracia, es decir, hacia la idea de que en democracia la mayoría, y no los más sabios, siempre tiene la razón. 

b) Había sido el maestro de Critias, tío de Platón que formó parte del gobierno de los Treinta Tiranos que acabó con la democracia en Atenas, y de Alcibíades, personaje de muy mala reputación entre los atenienses. 

c) Su estilo de filosofar, que sólo pregunta y no encuentra verdad alguna, que actúa como un disolvente, como un veneno sobre las opiniones del sentido común, La filosofía de Sócrates cuestionaba el modo clásico de entender el mundo y ponía de manifiesto la profunda crisis que atravesaba la sociedad ateniense.

Según Aristóteles, Sócrates hizo dos grandes aportaciones: el razonamiento inductivo y las definiciones universales. Además, no debe olvidar se que Sócrates aplicó sus enseñanzas a su propia vida, de modo que siempre mantuvo una postura ejemplar. Todo ello es perfectamente perceptible en el pensamiento de Platón.

Sócrates se enfrentó a esa suerte de relativismo, que afectaba tanto a la justicia como a la belleza, y subrayó la importancia de dar definiciones rigurosas; así, más allá de los ejemplos concretos y circunstanciales, Sócrates quiso encontrar el sen­tido exacto de las palabras, y defendió la necesi­dad de acotar el sentido y el significado del len­guaje.

Nadie actúa mal por su propia voluntad, pues nadie hace el mal voluntariamente, sino por el hecho de desco­nocer el modo de actuar adecuado, o por des­conocer las circunstancias que rodean a una situación concreta (intelectualismo ético).

El método socrático que se basa en esa reflexión dialógica constaría de estos dos procedimientos:

- IRONÍA: Adoptando la posición de quien no sabe nada, Sócrates emprende la crítica de los supuestos conocimientos de sus interlocutore­s, hasta llegar al punto en que las dudas y la ignorancia quedan al descubierto. Sócrates se muestra ignorante, limitándose a demostrar las contradicciones internas de las ideas de sus oponentes. Así, Sócrates pretendió rechazar las respuestas inadecuadas, para conseguir encontrar las correctas.

- DIALECTICA: EI filósofo debe ayudarnos a parir los conocimientos de que disponemos, En realidad, al alcanzar el conocimiento no inventamos nada nuevo (a pesar de los sofistas), sino que simple­mente extraemos los contenidos que ya tenemos en nuestro interior. Según Sócrates, la mayéutica actúa con las ideas del mismo modo en que su madre (que era matrona) lo hacía con los niños: ayudando a parir, Al final del proceso, el objetivo de Sócrates consiste en encontrarse con lo que habría que decidir respecto del objeto de estudio.

Con su método, Sócrates pretendía ir construyendo definiciones, cuya formulación debía encerrar la esencia inmutable o cualidades permanentes de lo estudiado o investigado. Buscaba las definiciones de la virtud, de la justicia, de la belleza, de la poesía. Se oponía así al convencionalismo y relativismo de los sofistas, inaugurando la búsqueda de esencias en Filosofía.

La estrategia de Sócrates para, mediante la mayéutica, llegar hasta la definición verdadera, era inductiva: del análisis y examen de casos particulares se llegaba a una generalización que nos diese la definición buscada. Sin embargo, su búsqueda en el ámbito de la moral no tuvo, aparentemente, mucho éxito.

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